Son muchas las razones que pueden llevarnos a querer echar una cabezadita en el avión para descansar y llegar a nuestro destino en mejores condiciones. Ya sea porque hemos tenido que coger un vuelo a horas muy tempranas, porque nos duela la cabeza, porque sea la hora de la siesta, porque hayamos pasado una mala noche o porque se trate de un vuelo largo. Dormir durante el vuelo es una forma de que el viaje se haga más corto y nos sintamos mejor, pero lo cierto es que, según los expertos, el despegue y el aterrizaje no son los mejores momentos para hacerlo.
La cuestión es que, cuando el cuerpo cambia bruscamente de altitud en un corto periodo de tiempo, aunque el avión va presurizado, pdoemos sufrir dolores de oído debido a la presión del aire. Esto da lugar a un vacío en las trompas de Eustaquio que, en algunos casos, puede provocar estragos en el tímpano, especialmente si estamos resfriados. Cuando dormimos no tragamos saliva con la misma frecuencia que cuando estamos despiertos, por lo que si echamos una cabezada durante el despegue o el aterrizaje, lo más probable es que nuestros oídos se bloqueen. Si nuestros oídos permanece bloqueados, pueden crearse una serie de problemas de salud, más leves o más graves. Desde mareos a pérdida de audición, pasando por infecciones, hemorragias nasales o daños en el tímpano.
Por este motivo, lo mejor para evitar este tipo de dolencias es permanecer despierto, ya que ayuda a mantener los oídos abiertos e igualar la presión del aire en los tímpanos. Pero además, es recomendable sonarse la nariz, comer chicle o beber agua. En otro post ya hablamos sobre algunos trucos para evitar el dolor de oídos en el avión, tanto para prevenirlo como para remediarlo cuando ya ha sucedido. Seguro que te resulta muy útil.
No obstante, debes saber que dormir en el avión no es el único factor que puede dar lugar a problemas de salud. Por ejemplo, el aire difundido en la cabina también puede provocar trastornos a corto y a largo plazo. Recientemente la OMS (Organización Mundial de la Salud) llevó a cabo una investigación que reveló que el aire del avión se contamina a través de los fluídos y aceites del motor, lo que resulta muy nocivo para la salud de los pasajeros y de la tripulación, especialmente para esta última que esta expuesta diariamente a ello.
El estudio se realizó en varios pilotos y concluyó que el 65% presentaba síntomas relacionados con el hecho de haber estado mucho tiempo expuestos al aire contaminado del avión, un 13% habían fallecido debido a ello o había tenido problemas crónicos. La triste realidad es que las compañía áereas son concscientes de este problema des de hace seis décadas, pero se niegan a reconocer los riesgos que esto supone para la salud de sus profesionales y a poner medidas a los fallos de diseño en el avión que lo causa.
No obstante, si eres viajero no tienes que preocuparte a menos que seas muy habitual, ya que no hay problema si solamente respiras este aire de vez en cuando. El problema viene cuando estamos expuestos a él con demasiada frecuencia.